Rolimer

Capítulo 4 parte 2 Rubick escuchó ruidos atronadores, como llamaradas. A toda prisa se echó el libro a la espalda, colocó su espada enfundada en su cinturón y se dirigió a la puerta de la choza. A penas salir un estruendo y una onda expansiva lo mandaron al suelo. Rubik se incorporó y vio a unos metros de él la tierra había quedado calcinada por una explosión. Vio una llamarada púrpura volar a varios metros de distancia y estallar contra la copa de unos árboles. Siguiendo la trayectoria que había trazado la llamarada vio a lo que le parecía Mortis bajo la luz de la luna. D

CAPITULO 4 Entre consciente e inconsciente, Rubik sentía como si muchas manos cargaran con su peso. A veces podía ver la copa de los árboles, por donde se filtraba la luz. Otras, se sumergía en recuerdos, ya mayoría recientes. - es una niña… - murmuró Nefi. Levantó con suavidad a la pequeña criatura que había salido del cascarón y la acunó en sus brazos. Parecía poseída por un emoción sosegada, algo que nadie que no fuera ella podría entender. Era una sentimiento nuevo, fruto de un amor inabarcable. Flit miraba a la recién nacida, mordiéndose el

CAPITULO 3 - ¿Donde esta esa porquería? – gruñía Flit mientras sacaba cosas de su cartuchera. Por lo general la llevaba atada al muslo de la pierna derecha, pero en ese momento se la había quitado y no paraba de sacar cosas de ahí. Incluso había sacado un juego de lanzas. Rubik le preguntó cómo era eso posible. - Tal vez tu mami te haya dejado un montón de cosas mágicas – respondió ella – pero yo también tengo mi cosa mágica ¿ves? - Es un Estuche Voraz – dijo Mortis – un raro objeto mágico ¿a cuántos mataste para conseguir

CAPITULO 2 Nefi le entregó una taza de té que Flit había preparado en la cocina del depositarión. Rubik no preguntó qué le había puesto al té, en ese momento tenía otras cosas en mente. - ¿Cuánto tiempo estuve desmayado? – preguntó Rubik. - Toda la noche – le respondió Flit, sentada sobre un baúl – luego de que te pusiéramos el libro encima seguiste fuera de combate ¿ves?, pero por los ronquidos parecías más dormido que desmayado. Rubik levantó la vista. Nefi estaba ahí, sentada en la silla. En un rincón estaba Mortis. -

Cruzag era una de las maravillas de la civilización humana, una gran ciudad constituida principalmente por racimos de robustos castillos interconectados por puentes y túneles subterráneos. En su momento había sido el máximo refugio, una súperfortaleza echa con fortalezas construidas una junto a la otra. Desde el cielo era como ver una alfombra de roca rodeada por mil granjas y kilómetros de cultivos. La última gran guerra, sin embargo, se había librado ya hace mucho tiempo, y los refugiados que una vez se resguardaron bajo la protección de sus torres, despojados de sus propias tierras, decidie

- ¡Se nos escapa! – gritó Frank, señalando la silueta que se perdía entre los escombros. El traqueteo del fusil de Greg hizo eco entre los edificios en ruinas. Pequeñas nubes de polvo y concreto salieron disparadas alrededor de la figura en fuga, sin atinarle. - hijo de perra – murmuró Greg, limpiando con el pulgar la mirilla de su arma, como si fuera la suciedad la culpable de su mala puntería. Los vehículos se pusieron en movimiento. Reflectores encendidos y radares activados. Caía la noche y no podían confiar únicamente en sus sentidos, aunque Frank insistía en que los

Capítulo 15 parte 2 Taimat se frotó las manos mecánicas, esperó unos segundos con la cabeza agachada y los pétreos ojos sin parpados mirando a sus pies. De súbito alzó la cabeza y los brazos, extendiendo las manos abiertas al techo de la cámara. El aire se llenó de una nota tan aguda que el suelo tembló. Un centenar de voces cantaron al unísono. Todos los Teraks del coral tenían alrededor del cuello y sobre sus bocas unas prótesis que parecían mejorar y amplificar su capacidad de canto. De los repulsivos insectoides manaban hermosas voces femeninas y masculinas, exquisita

Capítulo 15 - sabes que yo no ingiero – le dijo Mortis a Taimat, sosteniendo la tasita de té de porcelana. Su anfitriona se encogió de hombros. - Dame el gusto Morven, hace mucho tiempo que no comparto un té con alguien interesante. Mortis le miró por unos segundos, intentado ver en su rostro si se trataba de una broma. Se llevó la taza a la boca y dejó caer el líquido dentro, levantando el meñique como todo un caballero. - se siente como agua – comentó. Tomó el azucarero de la bandeja aferrada sobre el cráneo de un pequeño terak, cuya función específica e